Iguazú. Aguas sin tiempo

Eran cerca de las 4 pm en Puerto Esperanza y había dejado de llover. Era momento para salir antes de que se forme otra tormenta. Me restaban 55 kms. Hasta Puerto Iguazú y si me apuraba podía llegar antes de que caiga la noche. El momento era fantástico hasta que cerca del embalse Urugua-í  se pincho la llanta trasera y supuso un retraso inesperado que vino vestido de oscuridad. Avanzar se hizo algo lastimero y tuve que empezar a caminar –empujando mi bici- sobre la banquina que ciertamente era un pajonal que besaba el monte. Hurones, ardillas y coatíes atropellados hicieron que tome esa decisión.

Una vez en Puerto Iguazú, agotado, encontré refugio en la casa de Fernando Zamudio. Fernando es etnozoólogo, y junto con su esposa Silvina y su pequeño hijo Alfonso, me dieron una mano amiga.

Al día siguiente el objetivo era hacer Cataratas de Iguazú, y así fue. Por las casualidades que tiene la vida, los dos ocelotes que registre en fotografías y video llegaron a la sede de Parques Nacionales del Noreste argentino y es así como Fernanda Fabbio, bióloga que había estado en Perú, se puso en contacto conmigo. Además de la amistad, eso significo un pase de cortesía para entrar al Parque Nacional y poder destinar los 100 pesos (25 dólares) que cuesta la entrada para extranjeros en un mejoramiento sustancial en la dieta alimenticia (venida a menos los últimos días). Sin duda, esos ocelotes del chaco no terminan de asombrarme.

Llegué al Parque Nacional y lo primero que pensé fue que me había equivocado de lugar. Creí estar en Disneylandia con un “trencito de la selva” con turistas de todos lados, entre ellos unos puertorriqueños que cantaban un versión boricua del Alabaré alabaré a mi señor… No podía ser cierto. Y caminando y pensando como seria la selva paranaense hace 400 años cuando los guaraníes vivían en estos montes, es que empiezo a escuchar un estruendo dantesco. Como si el agua bramara. Era la “Garganta del Diablo”. Toneladas y toneladas de agua sin tiempo cayendo y llevándose pensamientos ingrávidos. Una imagen espectacular, una sensación de pequeñez ante la madre naturaleza y la certeza de estar en uno de los lugares más hermosos de la tierra.

Pase todo el día recorriendo los senderos, inmerso en agua etérea  y con lastima por el basalto que recibe –sin pausa- un castigo que se remonta a los albores de este bosque. Ya entrada la tarde, extasiado de agua y un sinnúmero de arco iris multi direccionales, tomé un sendero llamado “Macuco” que llevaba a un salto de agua mas escondido y menos visitado. Coatíes, agutis y pecaríes cruzaban por el camino desentendidos de mi presencia y, ensimismado en el reino verde, disfrute de sus aguas lo que quedaba del día.

Las cataratas de Iguazú están compitiendo por ser parte de las 7 maravillas naturales de la tierra, título otorgado por la UNESCO. Al igual que la amazonía, el lago Titicaca, y otros paraísos terrenales;  merecería sin objeción el título. …Pero, ¿Quién gana con ese titulo? ¿Gana la gente local? ¿Ganan los hoteles Hilton y Sheraton? ¿Gana el propio lugar con un turismo masificado, fagocitario y con tendencias de ser insostenible? Bastaría con ver el caso de Machu Picchu que se acaba de “salvar” de ser nombrado patrimonio en peligro. Todos merecemos (merecen) conocer estos lugares fantásticos y de ensueño, eso no se discute. Lo que esta sobre la mesa es si a este ritmo las futuras generaciones van a disfrutar de lo mismo. O ¿habrá un nuevo concurso de maravillas naturales?

Ya de noche, en el hito de las 3 fronteras (Argentina, Paraguay, Brasil) me siento a meditar –descansar- un poco. Cerca, un japonés resbala dejando caer su costosa cámara y un coro de niños guaraníes eleva un canto dulce – casi una plegaria- hacia las estrellas.

Quiero agradecer desde esta ventana a Fernando Zamudio, Silvina Alonso y el pequeño Alfonsito por su hospitalidad. A Fernanda Fabbio de Parques Nacionales por su ayuda y buena vibra. Felicitar al Guardaparque José Calo por sus fotos sublimes de las cataratas.

Por ultimo, quisiera dedicar esta nota a un amigo forestal que partió mientras mi vista se hundía en el río Iguazú. Mis condolencias a su familia. Coli, gracias por tu sencillez y energía. La vida es un río que nos llevara donde estés. Espéranos con la música de Marley, como siempre, para seguir soñando.

garganta del diablo

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4 respuestas a Iguazú. Aguas sin tiempo

  1. Dora dijo:

    Cuídate mucho Alonsito!! Espero que hayas pasado un dia genial. Se te extraña. Besos!

  2. Hola Alonso, definitivamente eres un man de creatividad, espíritu y fortaleza, me alegro mucho leer tus historias, me enorgullece todo lo que estas haciendo, un fuerte abrazo y vente ahora a colombia…..

  3. luis encina dijo:

    hola alonso como estas hermano, soy de villa berthet chaco argentia. te acorda del chico de radio cristal jjjjjj. saludos

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